Dos años antes de que se diera en Paris
aquella famosa revolución
hice yo la primera comunión.
De aquella fiesta tan religiosa
sólo me acuerdo de dos cosas:
Una semana antes del “fregao”
por tal de ahorrarme dos pesetas
me hice un pelado muy osado,
que mi madre cuándo me vió
me dijo:
...“Tan liziao”
Después de pasados los años
por un tal Ronaldo me sentí imitado.
Todo el pelo, 
que entonces todavía tenía
pelado al cero,
dejando el flequillo a su aire
bien recortado
para peinármelo para adelante.
Lo que para mí me hacía
sentirme  un primor
a mi madre le pareció un horror
¡Palizón!
Y vaya perrería 
a tomar por culo las dos calas
y vuelta a la peluquería.
El repaso del barbero
me dejó pobre otra vez
y  al chino pelón
te picaron los mosquitos.
De esa guisa hice 
mi primera comunión.
Y eso no fue lo peor.
Resulta que la hice
dos años más tarde 
de la cuenta, porque 
mi padre estaba en Barcelona
trabajando en la construcción.
Y yo, que soy de buena naturaleza 
y  siempre he sido
grandullón,
a la de veinte!! me encontraron 
un traje más apretado que el copón.
..y con unos pantalones,
que por más empeño que puso 
mi madre y las vecinas
en alargarlos,
no tuvo ninguna cojones
de dejarlos en condiciones.
Así hice mi primera comunión
metiendo barriga a esa edad
para que la vestimenta no fuera a estallar,
sin mirarme las canillas
Y ..pelón de más

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